

Existe un edificio en Roma donde, si llueve, llueve dentro.
Sí, como lo lees.
No es un error de construcción, es una obra maestra de la antigüedad.
Una joya antigua que no necesita explicaciones, solo que entres y mires hacia arriba.
Te hablo del Panteón de Roma.
Los romanos lo llaman La Rotonda, como si fuera un personaje más del barrio, eterno y curioso.
🚶♂️ Vamos caminando…
Estamos en Roma.
El aire huele a espresso recién hecho y pan caliente.
Las persianas están a medio cerrar, los adoquines suenan bajo los pasos, y una fuente murmura en algún rincón cercano.
Doblas una esquina y ahí está.
El Panteón.
Majestuoso, sí, pero sin arrogancia.
Simplemente está. Sereno, gigantesco. No impone.
Sus columnas (de granito egipcio, ojo) son tan altas como un edificio moderno.
Y cruzar su pórtico es como entrar en otra dimensión.
Tus pasos cambian de sonido. El aire se vuelve distinto.
Miras hacia arriba… y ahí la tienes: la cúpula.
Una esfera perfecta que parece flotar.
En el centro, el famoso óculo, una abertura que deja pasar la luz (y también la lluvia).
Si hay sol, se cuela como un foco teatral.
Si llueve, no pasa nada, el agua entra, y se escurre discretamente por unos desagües escondidos.
Y siempre, siempre, alguien suelta un “woooow” bajito.
Porque no hay otra forma de decirlo.
🏛️ Un poquito de historia
Este no es el primer Panteón.
El original se quemó. El segundo se vino abajo.
Y este tercero (el que ves) lo mandó construir el emperador Adriano en el año 125 d.C.
Adriano, el emperador arquitecto, prefería los planos a las espadas.
¿Lo más curioso?
No puso su nombre en la fachada.
Dejó el de Agripa, general de Augusto, rindiéndole homenaje.
¿Y la cúpula?
Durante siglos nadie supo cómo demonios la habían construido sin grúas, ni acero, ni planos.
El truco está en el hormigón romano (una receta perdida durante mil años) y en cómo va aligerándose a medida que sube.
Desde el Renacimiento, este templo ha sido fuente de inspiración para artistas.
Rafael está enterrado aquí. Lo pidió él.
Quería descansar “en el templo de todos los dioses”.
Y todavía hoy, en Pentecostés, cuando caen pétalos de rosa desde el óculo… parece que algo sagrado sigue sucediendo.
✨ Cosillas que no te puedes perder…
📖 Libro
Roma. Una historia cultural de Robert Hughes, para entender cómo Roma se mantiene viva en sus piedras.
🎥 Película
Ángeles y demonios. Sí, es una locura hollywoodense… pero el Panteón ahí tiene su minuto de misterio.
🎨 Obra de arte
Mira bien la tumba de Rafael. La escultura que lo acompaña, la Madonna del Sasso, es una joyita escondida.
🍝 Dónde comer
Justo al lado está Armando al Pantheon. Prueba los raviolis de espinaca y ricotta.
👂 Curiosidad
Si hablas bajito junto a la pared curva, el sonido viaja como si lo susurraras al oído de otro. Magia acústica romana.
Ve al Panteón justo cuando cae el sol.
La luz entra como una caricia dorada y convierte la cúpula en un teatro de sombras.
A esa hora, ya no hay tantos turistas. Solo los que saben.
Y, para terminar, un aspecto clave en la arquitectura…
Lo esencial no siempre está en lo que se ve, sino en lo que deja pasar la luz.
Como ese óculo abierto al cielo, hay que aprender a dejar entrar lo que nos ilumina, aunque venga acompañado de lluvia.
No todo hay que controlarlo. A veces, hay que abrirse y confiar.
De vez en cuando, deja una rendija abierta en tu día.
Una pausa. Un silencio. Un momento sin techo.
Ahí es donde entran las ideas más luminosas.
Un fuerte abrazo
✈️ Emilio
Es un espacio mágico. No creo que una cámara lo pueda captar ni sustituir la sensacion de estar allí.
Fue como viajar por un ratito a Roma. Hasta pude oler el perfume que describes.
Lo más mágico fue que sentí que estaba sola, que tenía el Panteón todo para mí.
¡Gracias!
PD: Me quedo con ganas de viajar físicamente para probar el restaurante que sugieres.